Golpes, fracturas y cicatrices


I-
Creación de la tensión mecánica

Cuando una persona recibe un choque físico en el momento de una caída o de un accidente, si se produce una lesión muscular, ósea o ligamentosa su cuerpo adoptará inconscientemente una postura compensatoria, con el fin de reducir el dolor. Esta nueva postura generará a su vez nuevas tensiones.

Por ejemplo, cuando una persona ha sufrido una rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla o una fractura del pie, forzará más el uso de su otra pierna. La parte del cuerpo que recibió el trauma, al haber sufrido una desorganización tisular o al dejar de ser utilizada correctamente, provocará una zona de movilidad reducida, que se llama zona de tensión «primaria».

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Esta tensión «primaria» producirá un efecto dominó sobre otras partes del cuerpo no afectadas, pudiendo alterar su funcionalidad con la aparición de dolor o inflamación con el tiempo. ¡Así una persona con un problema en la rodilla, perturbará el equilibrio derecho/ izquierda de su cuerpo y hará inconscientemente trabajar su espalda de modo desequilibrado, pudiendo engendrar dolores hasta el nivel del cuello!

Es lo que ocurre también con las cicatrices ya que la piel a este nivel pierde su elasticidad. Como la piel y la fascia que recubren todo el cuerpo han sido recortadas, esta zona atrae los tejidos adyacentes hacia ella, desequilibrándolos, pudiendo llegar a producir alteraciones (dolor e inflamaciones…) en otras zonas del cuerpo como mecanismo compensatorio. Así, vemos que una cicatriz puede tener el mismo efecto que un trauma recibido.

II- La importancia de la tensión nerviosa

En el momento de cualquier traumatismo (golpes, accidente de coche, caídas, cirugías, fracturas), el sistema nervioso recibe la información de que se ha producido un daño en sus tejidos y empieza a protegerlos.
Hasta que no se libere esta información almacenada en el sistema nervioso por un terapeuta, aunque el dolor
inicial haya desaparecido, el paciente seguirá protegiendo esta zona de manera inconsciente, alterando su postura e impidiendo un restablecimiento completo.

III- Tratamiento

El Osteópata localizará las zonas de tensión «primaria» en el paciente, las cuales causaron desorganización tisular y nerviosas. Él relajará estas zonas, restableciendo el equilibrio tisular y nervioso, permitiendo a las compensaciones en ambos sistemas en deshacerse.

Por ello, en el momento de un traumatismo se recomienda una visita al Osteópata, para evitar la creación de compensaciones tisulares o nerviosas (las fracturas tendrán que ser vistas después de 60 días o cuando se quita la escayola).

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